sábado, 10 de mayo de 2014

Una madre incomparable


Puedo llegar a considerarme una de las personas más afortunadas que pueden y pudieron haber existido en el universo. Para ello hay dos seres presentes en mi día a día que jamás me han abandonado en aquellos momentos en que he cometido gravísimos errores; a pesar de mi actitud prepotente hacia esas dos personas que, usualmente o la mayoría de las veces hice enojar pero que, en este preciso instante te pones a recordar con ellos todas las tonterías que cometiste, llegan a convertirse en grandes sonrisas y, en ocasiones en lágrimas, pero, no de tristeza, al contrario, son de felicidad; se dan cuenta que al pasar los años has cambiado completamente, eres el mismo de siempre pero con otros pensares y otras metas, que son ambiciones para bien tuyo.

     Quiero contarles, que a pesar que me considere a mi persona como alguien afortunado, a lo largo de mis 16 años, he tenido que pasar por demasiadas cosas, quizás terribles y tristes, pero al final son cosas, simples. 
     He luchado a contracorriente durante ese transcurso de años, claro, no me quejo de ello, porque si lo hiciera, no estaría en el lugar que estoy ahora y no sería la persona en que he logrado exitosamente en convertirme. En ese proceso influyeron, repito, influyeron estos dos seres, a los cuales aprecio totalmente y creo que no podría pagarles ni con todo el dinero del mundo todo lo que han hecho por mí. 

     Con ellas he aprendido a ser fuerte, y por supuesto, estoico. A cada paso que di y fallé en intentos con exasperación están y estuvieron; nunca abandonan. 

     Entre ellas y otras más personas que he conocido en mi vida, me inspiran en todo lo que hago o estaré por hacer en un futuro no muy lejano, tal y como estoy plasmando éstas letras de grafito en el cuaderno y posteriormente en el blog. 
     Las veo como dos humanos inigualables, son perfectos con sus imperfecciones, salen adelante y hacen lo mejor para mí, aseguran mi futuro como aquel banquero que guarda y sella todo su dinero en una bóveda. Son personas que tal vez cometieron errores en el pasado, te cuenta todo su suceso hasta lo que son ahora, lloran contigo en los momentos más agobiantes; algo es seguro, no son para toda la vida, pues te dicen que tú lograrás más que ellas, tienes un potencial enorme, y que tú antiguo ser no defina tus logros, ni guíe tu camino, al verlos llorar te da impotencia pues sabes el por qué. Ellas, queridos lectores, son mi Madre y Abuela; seres con las más puras imperfecciones pero con ánimo de perfección.  




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